El gráfico es fiel. No hemos hecho más que atravesar valles con sus respectivas heladas cumbres y cañones calurosos. Cada puntito gordo es una noche. En total 600 Km y 10 días. Salimos de Cusco con las sábanas pegadas, así que no cuenta. Dormimos muy cerca, en Anta, aunque no muy bien pues a las 2.45 de la mañana una señora golpea insistentemente la puerta para preguntarnos la hora... La verdad que no es la primera vez que nos pasan cosas así de surrealistas en mitad de la noche. No es muy respetado el descanso del prójimo..(uy que me voy con la música!)
Habitantes de las alturas... algunos pocos y cientos de ovejas.
Antes de llegar a Puentepampas, a 1960msnmLa plaza más bonita o más natural. Aqui todos los pueblos por muy pequeños que sean tienen la costumbre de cementar un enorme cuadrado frío y vallado , a lo sumo con un árbol central al que convergen caminitos formando una estrella por los que no pasa nadie.Guillaume sigue pasando su tiempo en arreglar el colchón de mil microperforaciones. Yo ya me he acostumbrado al suelo duro. La decisión está tomada, vamos a buscar unos nuevos ( desaconsejables los Kevin de la MEC)
El último día nos engañó. Hasta entonces seguíamos indicaciones bastante precisas que nos proporcionaron los ciclistas australianos, con alturas y Km. Pero los cálculos finales no estaban claros, así que pensamos que nos quedaban unos 15 Km de subida y 44 de pura bajada. Calculando comer en Ayacucho agotamos todas nuestras reservas queseras en un buen desayuno. Un grupo de camioneros nos previenen que queda mucha puna que atravesar ( es el camino en punteado del esquema de la primera foto).Y nos regalan mandarinas, granadillas, pan y unos deliciosos alfajores con manjar blanco. QUé grandes!!
Los camioneros, grandes hermanos de ruta, a veces nos llenan de polvo los pulmones o nos estremecen con sus saludos de claxon, pero ...con tanto amor..como los queremos!!!
Y no son los únicos. Es el momento de recordar a Alberta ( Perú) que nos regala naranjas de su jardín, a ese trasportista de fruta en la Panamericana Chilena que nos quería llenar las alforjas a rebosar, a ese conductor anónimo que se paró entre la nube de polvo de aquella dura ruta boliviana para bajar la ventanilla y darme dos naranjas moviendo la cabeza con una mezcla de admiración y compasión y partir sin mediar palabra.
Puya solitaria perdida en la puna...Al final ese día no pudimos llegar a Ayacucho porque se hizo noche, así que hicimos entrada el 24, cumpleaños de Guillaume. Y por azar, y nada mejor para un buen francés, es el festival del queso ayacuchano!!!O sea degustaciones por doquier y gigantesco "qapchi" ( papa arenosa tierna con queso fresco, ají amarillo, aceite y cebolla). Bravo!!